Una alimentación mal equilibrada influye negativamente en la actividad del sistema inmunológico, pues este requiere de un consumo constante de vitaminas y minerales.
Por Milagros Merino. 10 agosto, 2020.
Nuestro sistema inmunológico nos protege de las bacterias, los virus y otros organismos patógenos. Es un sistema de defensa complejo y eficaz. ¿Nuestra alimentación en el sistema inmunológico? Claramente, sí.
Este sistema nos protege contra las enfermedades. Dada su complejidad, resulta muy difícil evaluar los efectos de la dieta en él. Sin embargo, los resultados de diversas investigaciones han permitido identificar algunos factores dietéticos que afectan la respuesta inmunológica de nuestro organismo.
Una alimentación mal equilibrada influye negativamente en la actividad del sistema inmunológico, pues este requiere de un consumo constante de vitaminas y minerales. Quienes se alimentan mal presentan un mayor riesgo de contraer infecciones. Los regímenes de menos de 1200 kcal al día pueden hacer disminuir la función inmunológica. Por ello, hay que evitar comidas poco saludables o restrictivas: “dietas milagrosas”.
Del mismo modo, el aporte excesivo de energía puede afectar la capacidad del sistema inmunológico de combatir las infecciones. La obesidad está ligada a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas, quienes la padecen son más propensos a desarrollar enfermedades cardiacas coronarias, que se relacionan con alteraciones de la función inmunológica.
La reducción de las grasas en la dieta es importante para el control del peso y también influye en el funcionamiento del sistema inmunológico. Si se reduce el contenido de grasa en la dieta, la actividad inmunológica aumenta.
De esta forma, además de prevenir las infecciones, se podría fortalecer el tipo de células inmunológicas que combaten las células tumorales. No obstante, es importante la procedencia de las grasas. Es necesario incluir en nuestra dieta pescado azul, frutos secos, soya o aceite de linaza, para asegurar un aporte equilibrado de diferentes ácidos grasos.
El consumo regular de productos lácteos fermentados, como el yogur, puede aumentar las defensas inmunológicas intestinales. Estudios recientes sugieren que el yogur elaborado con bacterias probióticas puede tener un efecto beneficioso en el sistema inmunológico.
El mantenimiento de este sistema requiere de todas las vitaminas y minerales. Para ello, hay que asegurarse de seguir una dieta equilibrada que incluya frutas y verduras en abundancia, y yogures o productos similares.
Hasta la fecha, la mayoría de las investigaciones indican que los complementos alimenticios no estimulan la respuesta inmunológica en individuos sanos y bien alimentados. Sin embargo, aún se tiene que estudiar mucho más esta relación.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.